sábado, 26 de julio de 2008

Un clic y un flash y un ¡pum!



Yo no paro de hacer fotos. No puedo. Que no se me escape la luz, que no se me lleven esta nube, que siga el tronco enraigado ahí, que no dé un salto la ardilla. Clic, clic, clic, que quepa todo aquí, en estos dos gigabytes -las obras completas de Bécquer por seis euros, y los mil botes de pintura que se gastaron para colorear el mundo, y la luz, y la sombra, en una tarjeta de 2GB del tamaño de una uña.



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